Shhhhhhhhhh...

¿Silencio me pides silencio?,
¡eres tú la que no calla!,
me hablas con los ojos,
me dibujas con las manos,
me estremeces con la piel,
sujetando las palabras.
Me dices que vaya a ti,
que acaricie tus cabellos,
que beba de tus labios,
que te encienda las entrañas,
¡me dices tantas cosas
con la expresión de tu cara!
Y cuando a ti me acerco,
cuando las pieles se abrazan,
saltan susurros y gritos,
y los gemidos que escapan,
¿silencio me pides silencio?,
                                                            ¡eres tú la que no calla!

...me quedo

Huelo a ti,
a tu sexo,
al olor que dejaste
pegado a mis dedos.
Aquellos que,
en la noche,
acariciaron tu piel,
recorrieron sus huecos,
provocaron placer,
inundándose ellos,
del aroma de vida,
del olor de tu sexo.
Y tu olor me trae,
el calor de tus besos,
la suavidad de tu piel,
tu gemir,
tu embeleso.
La boca me sabe a ti,
a tu sexo,
al sabor que dejaste,
profundo e intenso,
cuando con ansia
mis labios bebieron
jugos de vida,
con sabor a tu sexo.
Olor a ti,
sabor a ti,
con ellos me quedo.
Te gocé anoche,
por eso hoy quiero,
que gire la vida,
que pase el tiempo,
gozar mil momentos
de ti,
de tu alma,
de tu piel,
de tu sexo,
que si huelo a ti,
contigo me quedo.

Olor

Olor profundo.

Olor de hembra

que levanta la libido,

recordando,

la batalla de amor.

Olor de sudor

entre los abrazos.

Olor de alientos.

Olor de macho

que levanta el deseo.

Olor buscado.

Olor a sexo.

Mezclado.

Extendido en la piel,

en dedos,

manos, 

labios.

Olor de cuerpos,

de lo gozado.

Olor del amor

que nos entregamos.

No es...

Ella,

ella es...

placer.

No es tú,

es distinta,

placer,

caricias,

piel,

es ella...

placer.

No te quita

tu ser,

tu sentir, 

tu querer.

Ella, 

lo sabes, 

es piel,

caricias,

goces, 

placer.

Tú,

más allá,

eres mi ser.

También 

placer,

caricias,

amor,

mi ser, 

mi todo.

Me sabes

tan bien

que ella es,

solo placer.

Veneno

No eres tierra,
no eres cielo,
para mi,
tú eres veneno...

Si te bebo,
me matas;
si te dejo,
me muero.

Veneno,
dulce veneno,
en tus risas
y en tus besos.

Veneno,
lo sabes,
para mi,
tú eres veneno.

Me muero
si te dejo,
me matas
si te bebo.

Callad

Que callen las voces.
Que hable el silencio.
Que se entiendan las pieles.
Que las almas se alejen.
Que huyan de las mezquindades.

Que sea la lujuria la que nos gobierne.
Que sea la pasión la que nos seque.
Que sea la desesperanza la que nos mueva.
Que la resignación sea nuestro destino.
Que hablen las entrañas.

Que se rompa la razón y el sentido.
Que no broten lágrimas en la distancia.
Que de ti y de mi no haya recuerdo.
Que no quede sonido, ni reflejo, ni palabra.
Que la vida nos olvide.

Que se vaya la risa.
Que el viento la barra.
Que no deje nada.
Que callen las voces.
Que el silencio habla.

A solas

El mar... ¿y qué?

¿A quién le importa?

¡¡A mi!!

Porque lo quiero.

En su inmenso azul,

en el canto de sus olas.

Veo el mar,

veo la impronta,

de almas gemelas, 

de besos que brotan,

de aguas profundas,

en forma de olas.

Reflejo de azul zafiro,

de verde esmeralda,

¿lo notas?

que quiere tapar la espuma,

allá donde el agua llora.

Sonidos del aire,

graznar de gaviotas,

voces, 

historias remotas.

A mi me gusta la mar,

me gusta mirarla a solas,

me gusta sentir en la cara

el salpicar de sus gotas,

el rumor de su canto,

el rugir de sus olas.

A veces me dice tu nombre,

por eso me gusta

mirarla a solas.

Cansada

Tengo el alma cansada de ti.
Si, cansada.
De tus silencios y tus reproches,
de tus tristezas,
de esas risas que me hurtas...
tengo el alma de ti cansada.
De tus noches,
de la frialdad de mi cama
de tus mañanas...
tengo el alma de ti cansada.
Si, cansada.
De la falta de tus caricias,
de tu lejanía,
de tu permanecer encerrada...
tengo el alma de ti cansada.
Pero te quiero,
con la ilusión y esperanza
de que vuelvas un día aún teniendo...
el alma de ti cansada.
De soñar tus besos,
de pensar aquellas noches,
de anhelar...
Tengo el alma de ti cansada,
con la esperanza,
de que regrese el ayer,
del mañana,
de que caliente de nuevo el sol,
el amor, la pasión,
de tanto malvivir...
tengo el alma cansada de ti.
Si. Cansada.

Partir

        Es la hora de viajar,

        caminar haia la nada,

        sin volver la vista atrás,

        saludando a la mañana.

        Y perderse entre las brumas,

        por las veredas del alma,

       delante solo el horizonte,

       detrás tanto, todo, nada.

       Solo importa ahora esa luz

       que te ha llamado al alba,

       seguir avanzando en el día,

       seguir poniendo distancia.

       Para entre esa vida que espera,

       y esa otra ya pasada,

       poder perseguir la quimera,

       de la felicidad olvidada.

En mi...

Lo siento,
me olvidé de ti,
de tu sentir.
Me quedé con tu gemir,
con las caricias
de tus manos sobre mi piel,
con el fuego de tu sexo,
con tu boca abierta,
con tu grito de silencio.
Me olvidé,
de tu mirar profundo,
de tu alarido
al perder de vista el mundo,
de ese suspirar
entre el calor de mis besos,
de ese temblar
cuando me tienes dentro.
Lo siento,
solo pude pensar
que mi vida
iba hacia ti por momentos.
Solo pensé en mi,
en la felicidad de mi placer,
olvidando que sin ti,
nunca podré
ser feliz.

Piel

Vestida de sol,
vestida de luna,
vestida de deseo
tu piel desnuda.

Vestida de aire,
vestida de bruma,
vestida por mi
tu piel desnuda.

Te dolía el alma

De nuevo te acercas fantasma,
a mostrarme otros caminos,
¿quizá para que viva ahora
lo que no pude vivir contigo?
Pues sepas amada mía
queme niego a mi destino,
¿vivir tus amores con otra?
¡joder, cuánto desatino!
Olvidate de tu tiempo,
olvida que te marchaste,
fui yo quien clamó de ira,
fuiste tú la que lloraste.
Y fíjate querida mía,
como te dolía el alma,
que conseguiste llorarme
cuando ya eras fantasma.
No me busques alegrías,
sabes que no estoy dolido,
que nunca querré olvidarte,
que eres parte de mi sino.
Fue por poder amarte,
por lo que tú me has querido,
que puedo gozar feliz,
todo lo que ahora vivo.

Memoria

El recuerdo de sus manos,
acariciándote toda,
de sus besos en tu cuello,
de tus pechos en su boca,
de tus dedos traviesos,
rebuscando entre su ropa,
de la humedad de tu sexo,
de aquel volverte loca,
cuando te recorre su lengua
y el manantial se desborda,
entre jadeos y gemidos,
entregándote toda,
hasta que él vacía en ti,
su esencia como una ola.
Hoy te viene a la memoria,
lo vives en los recuerdos,
buscando de nuevo la gloria,
enredada con tus dedos,
gemidos que son historia
y la pasión que es tu anhelo,
te invade tu propia euforia,
explotas tocando el cielo.